Sin embargo, para conocer el riesgo potencial de desarrollo de contaminantes microbiológicos y la incidencia de particulas sólidas, además del diagnóstico de las alteraciones de los bienes culturales, es necesario efectuar el análisis de la calidad del aire que los afecta.
La evaluación del biodeterioro requiere diversas técnicas de análisis:
Microscopía óptica para identificación taxonómica de microorganismos e insectos por métodos de microbiología o entomología.
Técnicas de biología molecular para identificación de microorganismos. Se efectúan en colaboración con universidades y otros centros de investigación.
Análisis de aerosoles por impacto en medios de cultivo sólidos. Análisis de partículas sólidas del aire.
Microscopía electrónica de barrido para obtener información sobre alteraciones de materiales históricos por efecto del desarrollo de microorganismos ambientales, además de líquenes, musgos, algas u otros, en el caso de materiales pétreos.
Los sistemas de control y erradicación del biodeterioro que se vienen aplicando se basan en nuevas líneas que se centran en:
Utilizan productos y sistemas respetuosos con el medio ambiente, la conservación de la obra de arte y la salud de las personas relacionadas con los bienes culturales, incluyen:
Desde 2009 la Sección de Biodeterioro del área de Laboratorios se colabora en la realización tanto de análisis microbiológicos como identificación de plantas, briófitos y líquenes de ambas fachadas.
En colaboración con el Museo Arqueológico de Tenerife y The Getty Conservation Institute, además de analizar el estado de conservación de estos bienes culturales, se ha tratado de correlacionar éste con el tratamiento de momificación aplicado. Adicionalmente, se han incorporado nuevas metodologías para estudiar el impacto de microclimas en las salas de exposición y en las vitrinas donde se exhiben diferentes tipos de momias, así como su incidencia en la contaminación microbiológica de la atmósfera en la que se encuentran los restos momificados. Para ello se analizan sensores expuestos a las condiciones ambientales del interior de las vitrinas donde se ubican las momias. La técnica evita la toma de muestras por contacto directo de los materiales históricos.
Las desinsectaciones de bienes culturales por procedimientos de anoxia se han venido desarrollando durante los 20 últimos años con resultados satisfactorios. Actualmente con el propósito de desinsectar obras de gran formato y un número elevado de piezas históricas, se han adaptado generadores de nitrógeno al sistema de tratamiento en burbuja de plástico de barrera o en cámaras metálicas herméticas.
Nuestro trabajo se ha centrado en la validación de equipos que generan el gas inerte, nitrógeno, así como elementos complementarios como humidificadores y analizadores de oxígeno.
Los análisis del aire se realizan en salas de exposición en presencia y en ausencia de visitantes, en almacenes y también en el exterior del museo. Los resultados obtenidos han permitido desarrollar diferentes técnicas que utilizan los microorganismos como indicadores de riesgos potenciales de deterioro y de presencia de microclimas adversos. El proyecto también trata de incorporar nuevas herramientas para la conservación preventiva de los bienes culturales.
Mediante un convenio de colaboración científica, desde 2009 se evalúa el estado de conservación de las cuevas con arte rupestre de Cantabria. A través de una combinación de técnicas de microbiología tradicional y molecular se identifican las especies de microorganismos que las habitan, sus requerimientos metabólicos y su influencia sobre el arte parietal.
Se trata de un proyecto que trata de evaluar la influencia de los microorganismos en el estado de conservación de las pinturas de la Cueva de Maltravieso y la influencia de las visitas en la contaminación microbiana.
Los estudios microbiológicos, cuantitativos y cualitativos ayudan a conocer tanto el grado de contaminación como el tipo de contaminantes. Los grupos de contaminantes estudiados son: Mesófilos aerobios viables, Mesófilos esporulados, mohos y levaduras, Pseudomodáceas, actinomicetos, algas y cianobacterias, microorganismos del ciclo del azufre y del ciclo del nitrógeno. También coliformes y enterococos fecales y sulfito reductoras por encontrarse en una ciudad con edificaciones muy próximas.